El canto cardenche: la música más triste del norte del país

El canto cardenche: la música más triste del norte del país

agosto 28, 2022 Desactivado Por Redacción A

CRONICA A LA CARTA | Lic. Adriana Carolina Infante Pacheco

Con la incursión de nuevos ritmos y estilos populares se han diversificado los gustos por la música. Sin embargo, la juventud o los menos viejos, asumen que el reggaetón, la música banda, la música urbana o el k pop nos representan a la mayoría de los mexicanos.
Sin entrar en polémica por los gustos musicales o minimizar ningún género, sería oportuno recordar la verdadera música del norte del país o sea de donde somos nosotros.
Si bien por ser frontera, el estilo de música norteña tiene un lugar dentro de la cultura popular, pero también tenemos la música tradicional como es el cardenche.
Hasta yo desconocía este género para ser honesta, no sabía que existía, aunque por alguna razón, la llegue a escuchar en determinados lugares, en mi ignorancia suponía que solo eran cantos que se canturreaban en pueblitos.
Fue en un congreso de Turismo y Cultura realizado en Durango en 2011, que me invitaron como ponente en el tema de turismo, eso fue lo de menos. Alucinante fue la clausura del congreso en donde presentaron un grupo como estelar y para cerrar con broche de oro, eran tres señores adultos mayores que acabañan de llegar de una gira por Europa, donde con mucho éxito fueron invitados para llevar la música cardenche como embajadores de la cultura musical mexicana a los escenarios más importantes de aquel continente, ¡en15 países los recibieron!

El cardenche se cantaba en las esquinas y en los cerros de los pueblos del norte de México por amigos que se juntaban a tomar después de trabajar en el campo.

En el desierto de Durango, en un poblado llamado Sapioris, entre malos tratos y explotación laboral, los peones crearon el canto cardenche. Tras un siglo de su creación, este estilo musical se mantiene vivo gracias a tres herederos directos de la tradición. Ahora que solo hay tres cardencheros, es posible que el canto muera, justo donde nació.

El canto cardenche es música que se canta acapella, es polifónica y al parecer tiene sus orígenes en la música religiosa del siglo pasado, específicamente la música de las pastorelas. Hoy solo parecen quedar estos tres cantantes, quienes, a pesar de sus éxitos, que los han llevado a tocar hasta en el Museo Smithsonian, no han logrado que las nuevas generaciones de duranguenses se interesen en esta música singular.
Se canta a tres voces: voz primera, voz de arrastre, y contra alta. La primera es la que lleva la canción y lo que podría llamarse el ritmo de la pieza, la de arrastre es una voz grave y dramática, y la contra alta es un requinto agudo y lamentoso que alcanza notas muy altas y provoca una sensación dolorosa entre quienes la escuchan. Esta desesperación se amplifica con las letras de sus piezas, algunas de ellos tan dramáticas como “Al pie de un Verde Maguey” o “Yo Ya Me Voy a Morir a los Desiertos”. En la primera canción, un tipo le pide a la Virgen de Guadalupe que le quite la peor cruda de la historia, y la segunda, en la que el protagonista manda todo al carajo para irse a morir al desierto, podría rivalizar a Townes Van Zandt como una de las mejores canciones sobre morirse jamás escrita por alguien con un sombrero vaquero.

Tras un siglo de su creación, este estilo musical se mantiene vivo gracias a tres herederos directos de la tradición.
El canto cardenche quizá sea la música más triste del norte del país, y algunas de las letras de sus canciones hacen que los corridos más bajoneados de Ramón Ayala parezcan música motivacional. Con todo el melodrama de México, pareciera ser la respuesta norteña al barbershop quartet gringo.

Esta música sirve para escucharse en vivo, en el desierto, con los amigos, y de ser posible, algo borracho. Desde el siglo pasado hasta los cincuentas y sesentas, en pueblos laguneros como Sapioriz, los diferentes grupos cardencheros se juntaban a tomar sotol toda la noche y a cantar a tres voces esta música misteriosa y teatral. Duraban toda la noche tomando, y amanecían platicando y cantando, generalmente sobre mujeres, y sobre la propia borrachera. Como es de suponerse, en sus canciones también se quejaban de las crudas y de los corazones rotos; hablaban de su entorno, de los paisajes desérticos, o de una combinación de esos elementos. Improvisada en el juego del alcohol, de la nostalgia y la parquedad del paisaje, la música cardenche se escuchada en vivo, es tan fuerte como el aguardiente que toman sus intérpretes.
Alguna similitud pudiera tener con la música huasteca, en relación a la temática que inspira a los decimeros, nada que ver con la música duranguense de ahora.
Definitivamente me gustaría volver a Durando algún día y tener la oportunidad de escuchar a los cardenches y porque no, tomar sotol (bebida con denominación de origen y que inicialmente se serbia en un cuerno hueco de toro). Por cierto, en la fecha que me toco asistir al congreso, pasé uno de mis cumpleaños por allá y tuve la fortuna que me cantaran las mañanitas y algunos cantos con la singular cantilena cardenche, que suerte, ¿verdad?